Dicen en En la casa, de François Ozon, que, al escribir, el final elegido debe ser uno que sorprenda al lector pero que, a la vez, le haga pensar: "No podía ser otro". Dicen en Dans la maison que "ni siquiera la lluvia baila descalza".
Dice Cummings que "nadie, ni siquiera la lluvia, tiene las manos tan pequeñas". Ni tan frías. A todo esto, Pereza comenta que "con los pies fríos no se piensa bien". Por suerte, tener las manos heladas tiene más ventajas que inconvenientes.
3 comentarios:
Perdón.
Perdón.
Perdón
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