Van Gogh, La lectora. |
Una noticia no tiene nada que ver con la literatura. La escritura casi telegráfica que a veces requiere la información no guarda parecido con un relato breve o una novela. O eso parece. Pero cuando uno profundiza en la información, se da cuenta de que pone en juego muchas de las herramientas que requiere contar una historia, de cualquier tipo, incluida la de ficción.
Precisión. La noticia ayuda a desarrollar la escritura efectiva, a dar con la palabra más concreta y cargada de significado, y eso es una característica que no puede o no debe faltar en la narración. Informar facilita la búsqueda del término más adecuado y la precisión se contagia cuando se cambia el ordenador por la pluma.
Sinónimos. Transmitir un hecho en un periódico implica referirse a los mismos hechos continuamente. Y no referirse a ellos con la misma palabra, sino convertirse en un buscador de sinónimos, que por repetición, se acaban integrando. La riqueza léxica es otra cualidad que se adquiere con la escritura informativa y se aplica en literatura.
Retrato de Émile Zola, Manet. |
Historias. Incluso en el periodismo local, o, mejor dicho, especialmente en el periodismo local, se descubren pequeñas historias, protagonistas que pasan desapercibidos a no ser que se les preste especial atención. Personajes, tramas, escenarios potenciales para la historia, elementos que transformar para componer un relato.
Estructura. No tiene por qué ser la tradicional pirámide invertida, pero toda escritura informativa guarda un orden, una línea que ordena los hechos y los hace comprensibles. Jerarquizar la información, también. Por esto, la capacidad de estructurar la narración y de dar con un comienzo fuerte, con gancho, son habilidades que luego pasan al relato o la novela.