Llegó cuando habían pasado las tres, tarde, como siempre. Y con los ojos llenos de la inocencia que sólo tienen los niños. Y con la boca tan curvada y tan enternecedora como a los tres años.
-¿Cómo te fue con el tipo este?
-Quiero estrangularlo. Por lo demás, todo bien -dijo con una carcajada.
-Por cierto, ¿cómo se llama?
-Domingo -respondió. -¡Y lo mataría el lunes!
Imagen: @martavidanlo