Fotograma de La flauta mágica de Mozart, dirigida por Ingmar Bergman.
No es necesario, ni posible (y a veces, ni si quiera bueno) saberlo todo y saberlo todo ahora.
Será que el whatsapp nos ha acostumbrado a conocer la posición exacta del que llega cinco minutos tarde y el motivo por el que tarda; y, así, no inquietarnos y entrar en una nube de paranoia de a-lo-mejor-me-he-equivocado-de-hora.
A veces, la incertidumbre es como las mejores personas. Esas a las que no es posible poner un nombre específico, como al Pteridium aquilinum, vulgarmente conocido como helecho.
Será que da mucha más tranquilidad saber que si dos átomos de hidrógeno abrazan a uno de oxígeno es seguro que parirán agua. O el confort de las ciencias exactas que no contemplan que puede escribirse tanto je paie como je paye, dependiendo del registro. Cosas del francés.