Sin música habría demasiado ruido: coches, bocinas, estupideces orales. Los oídos no tendrían dónde descansar y el único remanso de paz sería el silencio.
Sin el alivio de las notas que besan o no las palabras, escuchar sería demasiado simple, automático; demasiado parecido a leer una factura comparado con disfrutar de unas líneas de Borges.
Suena: Françoise Hardy
Imagen: @martavidanlo