Koldo Sebastián. Calignometrías.
“Uno empieza a dedicarse a la pintura cuando adquiere un compromiso con ella. Cuando está dispuesto a devolverle algo que esté a la altura de los beneficios que le reporta”. Así concibe Koldo Sebastián (Pamplona, 1961) su relación con el pincel. A pesar de que no se dedica a ella de manera exclusiva -la docencia ocupa el resto de su vida profesional-, la pintura es una actividad que, según cuenta, le ayuda a construirse a sí mismo tanto como a la propia obra.
Pero para él disfrutar es una parte imprescindible de la creación. “Si no me lo pasara bien, no pintaría -confiesa-. La sensación de pintar me gusta tanto como acariciar a mi mujer”.
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