El cine, como todas las artes, suele partir de la realidad: las historias que escribimos alguna vez las vimos, las recordamos o, simplemente, las soñamos. Pero llega un momento en que el arte se hace independiente de toda realidad; de su propio creador, incluso. Y se convierte en una burbuja al margen del espacio y del tiempo donde nunca hace falta hacer una reserva para refugiarse.
¿Dónde vas? ¿A Mongolia? Yo te sigo a Mongolia. ¿Cómo vas? ¿En bicicleta? Yo te sigo en bicicleta.
Adrian (Robert De Niro, Manuale d´amore 3)
3 comentarios:
A fin de cuentas cuando escribimos es igual que cuando vivimos... creamos nuestro propio mundo
Besooooos
Escribes bonito :)
Un placer recorrer tu espacio. He pasado un rato muy ameno leyendote. Hasta muy pronto!
Si cada cabeza es un mundo, cuantos mundos no hay.
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